Page 56 - Остров свободы в моём сердце
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Un pedazo de mi alma se quedo en Cuba


                                                       Nací el 21 de agosto de 1952 en la región de Poltava. Un
                                                    vecino predijo el reclutamiento al ejército, una vez dijo: “Vitya,
                                                    mañana recibirás una citación” ... Unos días después, ella llego.
                                                    Y he aquí mismo, el departamento de reclutamiento al ejercito
                                                    en Kirovograd. Llegé a Cuba en abril. Hice mi servicio militar
                                                    en la artillería antiaérea. A miles de kilómetros de casa, las
                                                    habilidades de carpintería adquiridas antes del ejército me
                                                    resultaron útiles: hacía cajas que, como se supo más tarde,
                                                    fueron entregadas a nuestra embajada en La Isla de la Libertad.
                                                    Por las cajas bien hechas, me otorgaron una nota de gratitud: el
                                                    comandante me ordenó salir de la fila y me anunció, en forma
                                                    de broma se hacía la preguntaba, de qué era culpable:

                                                       - ¡Por excelente desempeño en el servicio militar, se le
                                                    otorga un viaje a un sanatorio durante tres días!

           Viktor Ivanovich                            El sanatorio se elevaba a la orilla del mar, no había ningún
           Panchenko                                jefe conmigo. Caminé con los chicos, hablé con las chicas
           realizo su servicio militar              locales. Para mí, un soviético, la forma de vida despreocupada
           en la década de 1970                     de los cubanos me parecía inusual. Algunos de ellos nunca
                                                    habían trabajado en absoluto. Ellos cantaban,  bailaban, todo
                                                    esto era extraño para mí. Sí, y extrañaba mi tierra natal, no
                                                    quería ver palmeras, sino abedules. Teníamos una televisión
                                                                   con dos canales. Uno de los canales transmitía
                                                                   caricaturas americanas aburridas, pero el
           Para mí, un soviético, la forma de vida                 segundo nos encantaba a los soldados,
           despreocupada de los cubanos me                         porque este canal emitía un programa sobre
           parecía inusual. Algunos de ellos nunca                 la Unión Soviética una vez al mes. Aún con
                                                                   todo esto no nos sentimos perdidos en la isla
           habían trabajado en absoluto. Ellos                     tropical, sino que entendimos el significado
           cantaban,  bailaban, todo esto era extraño              de la tarea que estábamos realizando. Una
           para mí. Sí, y extrañaba mi tierra natal, no            vez vino incluso el presidente del Consejo
                                                                   de Ministros de la URSS Alexei Kosygin.
           quería ver palmeras, sino abedules.                     Durante tres horas lo esperaron en el puesto.

                                                                   Saludó a los soldados, habló con los oficiales,
                                                    visitó la sala de gloria militar, dejó un autógrafo y se fue.
                                                    Entre los personajes famosos se encontraban el cosmonauta
                                                    Boris Volynov, el primer secretario del Comité Central de
                                                    Komsomol Yevgeny Tyazhelnikov, la cantante Lyudmila Zykina.


                                                       Pero todo termina en algún momento. El servicio también
                                                    debía terminar. Cuando, ya estaba en el navío  que partía de
                                                    las costas cubanas, escuché tres pitidos persistentes, pensé


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