Page 106 - Остров свободы в моём сердце
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26 de octubre un telegrama Cifrado de la Habana de A. I. Alekseev sobre una conversación
de 1962 con Fidel Castro y T. O. Dortikos (presidente de Cuba en 1959 – 1976)
(https://nsarchive.gwu.edu/rus/text_files/CMCrisis/22.PDF)
F. Castro y Dorticos me llamaron al puesto de comando e informaron
que habían recibido un telegrama abierto a través de la agencia “Prensa
Latina” en nueva York, que dejaba claro la inevitabilidad del desembarco
de tropas estadounidenses o el bombardeo de las instalaciones militares
del país.
El telegrama deja en claro que Kennedy le dio a Tan un ultimátum sobre
la eliminación de las bases de las llamadas “armas ofensivas” en Cuba. […]
Al analizar la Prensa estadounidense y las declaraciones de
funcionarios estadounidenses, los amigos concluyen que lo más
probable es que se produzca un ataque sorpresa desde el aire contra las
instalaciones militares fotografiadas por los estadounidenses.
Castro y Dorticos creen que el desarrollo del debate en el Consejo
de Seguridad y, en particular, la posición de T. Zorin V. A. e Inchaustegui,
que negaron completamente la “evidencia” presentada por Stevenson fue
incorrecta.
27 octubre Memorias de V. P. Orlov (comandante del grupo de propósito especial en
de 1962 B-59) sobre la situación en el submarino B-59
(https://nsarchive.gwu.edu/rus/text_files/CMCrisis/26.PDF)
…Al inicio, los hidroaviones noruegos nos buscaron, en la frontera
Feroesa, los Shackleton ingleses. Fueron reemplazados por los “Nep-
tunos” estadounidenses. Pero, al parecer, no pudieron encontrarnos. Por
lo menos, hasta que llegamos al mar de los Sargazos. Ahí es donde nos
pusieron en monitoreo. Un grupo de búsqueda y ataque de portaaviones
dirigido por el portaaviones Randolph actuó contra El B-59. [...] Al prin-
cipio, pudieron esquivar con bastante éxito. Sin embargo, los estadouni-
denses no fallaron: según todos los cánones del arte naval, nos encerra-
ron en el anillo y salieron a atacar, lanzando granadas submarinas. […]
Después de este ataque, el agotado Valentin Savitsky [comandante
del submarino B-59, capitán del rango 2], quien además no tuvo la opor-
tunidad de comunicarse con el personal principal, se enfureció. Llamó a
un oficial asignado a un torpedo atómico y ordenó ponerlo en estado de
combate. [...] Pero no disparamos el torpedo nuclear, Savitsky logró frenar
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