Page 68 - Остров свободы в моём сердце
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La voz del mar llega a traves de los años…
Nací en 1953. Recibí educación secundaria especializada,
luego de terminar la escuela de policía en la ciudad de Kursk.
Fui reclutado por el ejército soviético el 8 de mayo de 1972.
Desde la oficina regional de registro y alistamiento militar
fui enviados a Moscú para estudiar en el centro educativo
de ingeniería de radio. En medio año nos convirtieron en
radiotelegrafistas. Un día me enviaron a realizar pruebas
médicas. Nos dividieron en categorías: “ZhVK” y “ZhSK”.
No sabíamos nada sobre el significado de estas misteriosas
abreviaturas. Resultó que “ZHVK” significaba, clima cálido y
húmedo, es decir, un soldado que posee estas características
y esta en esta categoría esta apto para realizar el viaje
de servicios a Cuba, y “ZHSK” es un clima cálido y seco.
Todos aquellos que encajen en esta categoría deben ir a
Egipto a realizar misiones de combate. Las letras “ZhVK”
predeterminaron mi destino futuro y el de otros compañeros…
Pyotr Timofeevich
Pavlov Desde la unidad militar, nos enviaron en tren a la ciudad
hizo su servicio militar de Pushkin, al centro de distribución. Aquí nos entregaron
en la década de 1970 documentos y ropa de civil. Fuimos a Cuba desde el puerto
de Leningrado en el barco “Baltika”. En el Mar del Norte,
caímos en una tormenta, por la falta de costumbre, apenas
podía soportar el mareo. Pasamos el Canal de la Mancha y
luego de esto nos sentimos bajo control... Un avión volaba en
círculos sobre nuestro barco. Los marineros dijeron que nos
estaban tomando fotos. Hasta Cuba, no pasó nada fuera de lo
común. Hacía más calor, se sentía la proximidad de las costas
del sur. Nadamos en la piscina situada en la terraza. Algunos
de los chicos encontraron algunas actividades interesantes;
pequeños tiburones nadaban al costado del barco, sus aletas
dorsales eran visibles desde en el agua azul, y nuestros jóvenes
lanzaron anzuelos con trozos de carne ensartados en una
gruesa línea de pesca con la esperanza de atraparlos. Pero no
solo los tiburones nos acompañaban al “Báltico”, un barco
estadounidense nos también nos siguía en aguas neutrales.
Esa mañana nos despertamos temprano y lo primero que
vimos fue el sol naciente de color naranja brillante y los techos
multicolores de las casas. Era Cuba. Entramos en el puerto y
desembarcamos, luego nos llevaron al centro administrativo
donde nos hicieron un examen médico. Nosotros, los
radiotransmisores, fuimos enviados al pueblo de Torrens. Y es
aquí donde comenzó nuestro servicio militar. Ese año y medio
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